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Conducir un barco es similar a conducir un automóvil. No le gustaría conducir un automóvil con una pieza dañada porque podría ponerlo a usted o a sus pasajeros en riesgo. Pero ocasionalmente, las partes dañadas no son tan obvias. Es posible que no se dé cuenta de que necesitan ser reparadas o reemplazadas. Lo mismo sucede en la navegación.

Su hélice es un componente importante de su motor. Incluso un daño leve puede afectar el rendimiento y la eficiencia del combustible. Lo que puede parecer "solo un golpe" en la hélice de su embarcación, en realidad podría ser el comienzo de un problema mayor.

Una de las primeras señales de advertencia de una hélice dañada es cuando la pintura de la hélice comienza a desgastarse. Esto puede ser un indicador de que la pieza está experimentando un desgaste anormal y debe inspeccionarse más de cerca.

Las señales de advertencia adicionales incluyen muescas en el borde de ataque, puntas de cuchillas dobladas, falta de material o daños en la copa del borde de salida. Cualquiera de estos problemas puede afectar el rendimiento y la eficiencia general de su embarcación. Los daños en el borde de ataque y/o de salida aumentarán el porcentaje de deslizamiento de la hélice, lo que reducirá la eficiencia general y las capacidades de rendimiento de la pieza. Todo esto puede ser seguido por una vibración no deseada.

Inspeccione su hélice antes de cada viaje y asegúrese de que esté en buenas condiciones antes de usarla. Esta sencilla inspección le ayudará a evitar reparaciones costosas y un rendimiento deficiente de la embarcación. Y también puede ahorrarle unos cuantos dólares en la bomba.

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